lunes, 22 de agosto de 2011

atragantArte


Recetas para el apetito estético:Las perforMANcenas del artista César Martínez Silva

Atrévase a digerir literalmente ‘un cadáver exquisito'.
Deguste y saboree el cuerpo Rico de Amé Rica G-Latina
César Martínez
El artista César Martínez (Ciudad de México, 1962) hace de la comida un producto artístico al escultococinar una gelatina con forma de cuerpo humano para realizar una serie de performances que simulan un banquete antropofágico. Estas acciones las ha repetido en diferentes partes del mundo a lo largo de catorce años (1993-2007) y han variado de acuerdo al lugar donde se presentan. La producción de la escultura comestible toma alrededor de 6 horas, se realiza en un molde de silicón con estructura de fibra de vidrio cuya capacidad es de 87 litros, y requiere de dos ayudantes para llevarla a cabo y cinco para vaciar la gelatina, cuyo peso aproximado es de 90 kilos. La receta la ha depurado hasta lograr un aspecto más cercano a la apariencia física del cuerpo, donde la gelatina es el componente aglutinante, pero en algunas ocasiones también han sido de chocolate, material interesante por su origen americano. En cada ocasión, los ingredientes que conforman el platillo son seleccionados estratégicamente para hacer referencia a la cultura local. En Mallorca, España, como parte de la celebración de Sant Joan en 1999, cocinó un Cada-ver Exquisito de chocolate mezclado con nueces y almendras, relleno de postres típicos del país: dedos de novia, brazos de gitano, bollería tradicional, ensaimada (pan tradicional de Mallorca), turrón de alicante, mazapanes, cerezas envinadas, trufas con licor, etc. Todos los elementos se colocan, "cubriendo las expectativas de un buen postre, hasta la composición plástica misma", con el mayor cuidado en los ingredientes. La repartición del platillo -la parte del cuerpo- es a elección del participante, generalmente personas que asisten a museos y galerías de arte contemporáneo. El evento conserva una actitud a partir de las "buenas costumbres" sobre las que se ironiza y los ingredientes "de lujo" nos enfrentan a las desigualdades sociales que generó la satisfacción del placer, por encima de necesidades básicas.
En las acciones de César Martínez la comida señala el enlace de distintos elementos simbólicos, históricos y culturales que muestran formas e intereses específicos de relación social. La aguda problemática política, económica y social de México durante los años noventa, llevó a varios artistas a trabajar sobre un contexto de corrupción y violencia que señalaba el fracaso de las instituciones para dar soluciones concretas a problemas específicos. El cuerpo humano fue utilizado como una imagen del cuerpo social donde se representaban distintas problemáticas como la corrupción, la polarización, la identidad, la diversidad sexual y la muerte. La identidad fragmentada, la bancarrota del espíritu "revolucionario" del Estado y el ascenso del neoliberalismo son los indicadores que llevaron a César Martínez a presentar América Latina en las perforMANcenas como un cuerpo sacrificado (cuerpo significado, prefiere llamarle), un platillo a consumir en porciones "al gusto" como un cadavre exquis, el juego de salón que adoptaron los surrealistas, donde alguien anotaba una frase en un papel para que el siguiente participante continuara la "historia".
La intención de presentar el evento artístico como alimento ha sido una estrategia artística que podemos rastrear en la primera mitad del siglo XX; desde su nombre e intención paródica de la modernidad, las perforMANcenas se inscriben en la tradición de los movimientos artísticos de vanguardia. Para celebrar el regreso de Guillaume Apollinaire de la guerra, Picasso y algunos amigos organizaron un banquete en el que ofrecían platillos como "Hors d' oeuvres cubistas, orfistas, futuristas, etc.", "meditaciones estéticas en ensalada", "café de las veladas de París"; Triztán Tzara evocaba atributos comestibles, a manera de receta de cocina en su discurso: "para elaborar un poema dadaísta... tomen un periódico... agítese cuidadosamente... cópiese consecutivamente...". Uno de los procedimientos del automatismo psíquico de Salvador Dalí consistió en emplear los alimentos para hacer referencia al consumo de masas, donde la comida devora a los hombres. Los discursos que pronuncia César Martínez en las perforMANcenas, en su intención de fragmentar el lenguaje para romper los sistemas simbólicos a través del contraste y el conflicto humorístico, están estrechamente vinculado a los procedimientos de rearticulación del lenguaje de Alfred Jarry y Guillaume Apollinaire, y comparte la característica con las veladas dadaístas y surrealistas de ser el inicio de la presentación artística.
Hacia 1930, los futuristas continuaban su intención de trasladar los efectos artísticos a la vida cotidiana, la aspiración de hacer de la vida una experiencia estética; Marinetti escribió: "vendrá el tiempo cuando la vida no será un simple objeto de sustento y trabajo, tampoco una vida de ociosidad, sino una obra de arte". Como claro antecedente de las perforMANcenas, en el texto La comida futurista: una comida que evitó un suicidio se señalaba la posibilidad de salvar la vida mediante la ingestión de esculturas comestibles con forma de cuerpo humano, construidas con el mayor cuidado en los ingredientes y originalidad en la receta. Este tipo de prácticas artísticas relacionadas con la comida y su vínculo con la vida serían retomadas en los años setenta por los artistas Joseph Beuys y Daniel Spoerri, creador de la serie de piezas Eat-Art que consistían en la confrontación entre relaciones culturales arte-cocina, quienes crearon restaurantes temporales donde se servían banquetes teniendo como sobremesa la ironía y el humor. Fue en el Restaurant Spoerri donde Beuys realizó platillos con variados ingredientes. Su interés, al trabajar con estos materiales, era lograr que la vida traspasara al arte con el propósito de recuperar la conciencia vital a través del mismo.
Mientras el modelo en las relaciones arte-vida, a través del vínculo con la comida, para los futuristas implicaba llevar los sentidos hacia el paroxismo por medio de la creación artística, Beuys empleaba materiales comestibles como oportunidad de tomar conciencia sobre la vida. César Martínez plantea el proceso artístico como una actividad que consiste en:
Digerir literalmente una obra, hacerla suya, degustarla y saborearla para que luego circule como una glucosa en el interior de nosotros mismos. Después podremos arrojarla cagando, viviendo el arte hasta ese momento preciso, y comprendiendo mejor la faena más rutinaria de nuestra existencia.
Otro claro referente de las perforMANcenas, es la obra La Patente del Taco (1979), donde el No-Grupo -colectivo conformado en los años setenta por Maris Bustamante, Melquíades Herrera, Rubén Valencia y Alfredo Núñez- hacía referencia a la imagen del taco como símbolo fálico y nacional, empleándolo como resistencia frente al avance del capitalismo trasnacional y, al mismo tiempo, liberador de una sexualidad reprimida. Esta pieza fue crucial para César Martínez ya que trata el elemento de la comida, que posteriormente retomará en las perforMANcenas, al igual que Bustamente, casi con las mismas palabras al digerir un alimento con cualidades eróticas y culturales: "Atrévase a cometer un acto erótico: ¡cómase un taco!"
Las perforMANcenas presentan a los productos artísticos como equivalentes a cualquier producción humana, donde los objetos establecen intercambios a partir del ciclo de consumo: obtención, distribución y desecho. De esta manera, el arte se convierte en un equivalente a la vida cotidiana, estableciendo significados que nos constituyen como intérpretes y funcionan como clave del análisis cultural.

Claudia A. Arozqueta
TOMADO DE: http://www.pintomiraya.com.mx/lapala_nuevaweb/index.php?option=com_content&task=view&id=82&Itemid=29

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